martes, 5 de enero de 2016

Antes de dormir, se debe sonreír y antes de marchar, el corazón curar.

En medio de un torrente de pensamientos saltó uno, aquel decidido pensamiento que profesaba lo siguiente:
"Será el mejor año, pero como la fantasía, lo terrible pasa para que la felicidad llegue"

Después de ese pensamiento la mente parecía vacía, quizá jamás dejamos de idear cuestiones, pero si de prestarles atención. La mente de aquella chica en aquel instante parecía desvanecer cada cosa y entonces supo que antes de iniciar cualquier cosa, uno debe hacer las pases con el pasado y decirle amablemente adiós.
Así lo supo ella, y supo exactamente a quién debía pedirle perdón en su corazón, pero también perdonar el daño que vino de vuelta, con su pequeña mano estrujó su camisa como si fuera su corazón, como quien quiere que no sufra el sacudón, empezó a recitar en el silencio una profunda despedida llena de amor.

" Hace no mucho tiempo aprendí que podía sonrojarme con cumplidos, que puse aprender a no tropezar y que el pecho se siente calentito cuando uno comienza a amar...
Esos aprendizajes no se borrarán de mi memoria, ni las esquinitas de las sonrisas con la piel tensa de tanta felicidad.
Entiendo que he perdido, y que te perdí, ahora la travesía no es luchar de la mano, ahora es encontrar mi camino y encontrarme a mi misma, antes que a ti.

Que el cielo alumbre los pasos de la brillante vida que vendrá para esos enormes ojos café que tanto miré, espero tus oportunidades sean abundantes y largas como tus pestañas. Yo rezaré con el alma para que así sea.

Los ciclos terminan, y allí mismo inician, no tienen un fin real ni un comienzo, es solo un largo proceso.

Gracias por la aventura donde aprendí como se siente el amor de verdad, como un caliente manto de satisfacción y paz. Por enseñarme también la paz que abundaria en el mundo si todos fuesemos amados y amaramos.

Y así como un día me amaste con la intensidad de las brasas, así mismo puedo amarme yo, y esa es la gran meta.

Como regalo de Dios, por toda tu paciencia e infinita compasión, se que te apartará aquel sitio en el cielo que pesaba podíamos compartir, pero ahora pienso que quizá los ángeles son prestados y que quizá se te necesite para alguien más."

Y aquello que de esta carta no entiendas, es que quizá alguna lágrima borroneó algún detalle, pero eso no lo sabe nadie y nadie lo sabrá, a menos que se atreva a preguntar.

Recuerdo que luego esbozó una gran sonrisa a ojos cerrados, su camisa soltó y de pronto el corazón se curó; y en un susurro apenas oí lo que dijo a continuación...

"Recuerdo cuando me hacía tanta gracia que me dijera mi amor, no encontraba romanticismo en lo que decía cualquier bicho en la calle... pero ahora solo anhelo aquella expresión ya no de tu boca, ni de tu emoción"

Un hondo respiro y culminó diciendo:

"Cambié tanto, si señor... pero quizá cambiar no era mi elección.."

Y con la mano sobre el corazón, aquella dama, se durmió.