lunes, 17 de octubre de 2016

El reportaje de una noche sin sueños.

Ensimismada, mirando sin más en la dirección dónde debe hallarse el techo de la habitación en el que se reflejan, levemente, los haces de luz provenientes de la calle, escurriéndose de la fina cortina que no es gran impedimento para la iluminación externa. 

Realmente ella no nota nada de aquello, ni sus labios ahora resecos, quizá menos aún se imagina que ahora se encuentra fría al tacto y extraña a la vista, allí, tan recta y espantada.

Lo que la trajo a la realidad fue una oleada de escalofríos que rodaron su cuerpo, del torso a los tobillos, apenas y se movió entre las sábanas para quitarse la sensación que le había dejado ese hecho.

La incredulidad adopta formas extrañas en los rostros, el de ella era una clara prueba de ello, parecía que sufría pequeños espasmos en sus cejas, que se juntaban y separaban suavemente cómo si estuviera en el afán de comprender algo.

Sus ideas eran terribles y sus conclusiones devastadoras, nadie debería hacerse una mala idea de sí mismo de pronto, pero es que cuando una se encuentra con su esencia dormida, surcando la vía de los caprichos sin ocuparse de aquello que es vital para su alma, no podría tenerse una buena cara.

Posterior a un rato que se llamaría de reflexión, podría dudarse, sólo se tienen datos de observación; su cara se relaja y su posición recobra naturalidad y vida.

Abrazándose a sí misma se denota más alegre y amena hacia su propia piel, que trata de calentar con sus manos. La habitación se siente más calurosa y cómoda ahora, el ambiente pierde la tensión tácita y la cama vuelve a ser una tranquila morada.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Apuesto que quizá serán las 3 am y estarás despierto.
Apuesto que no has podido dormir con ese dolor de estómago entre el hambre y las nauseas.
Apuesto que aún te pasas por la ventana a simplemente admirar la ciudad.
Apuesto que sigues ahí, preguntándote alguna vez en la semana que fue de mi, viendo esas cosas mías que siguen ahí.
Apuesto que te preguntas qué pienso ahora de ti.

Apuesto a que no leerás ésto, y la verdad, ya no te apuesto a ti.


martes, 5 de enero de 2016

Antes de dormir, se debe sonreír y antes de marchar, el corazón curar.

En medio de un torrente de pensamientos saltó uno, aquel decidido pensamiento que profesaba lo siguiente:
"Será el mejor año, pero como la fantasía, lo terrible pasa para que la felicidad llegue"

Después de ese pensamiento la mente parecía vacía, quizá jamás dejamos de idear cuestiones, pero si de prestarles atención. La mente de aquella chica en aquel instante parecía desvanecer cada cosa y entonces supo que antes de iniciar cualquier cosa, uno debe hacer las pases con el pasado y decirle amablemente adiós.
Así lo supo ella, y supo exactamente a quién debía pedirle perdón en su corazón, pero también perdonar el daño que vino de vuelta, con su pequeña mano estrujó su camisa como si fuera su corazón, como quien quiere que no sufra el sacudón, empezó a recitar en el silencio una profunda despedida llena de amor.

" Hace no mucho tiempo aprendí que podía sonrojarme con cumplidos, que puse aprender a no tropezar y que el pecho se siente calentito cuando uno comienza a amar...
Esos aprendizajes no se borrarán de mi memoria, ni las esquinitas de las sonrisas con la piel tensa de tanta felicidad.
Entiendo que he perdido, y que te perdí, ahora la travesía no es luchar de la mano, ahora es encontrar mi camino y encontrarme a mi misma, antes que a ti.

Que el cielo alumbre los pasos de la brillante vida que vendrá para esos enormes ojos café que tanto miré, espero tus oportunidades sean abundantes y largas como tus pestañas. Yo rezaré con el alma para que así sea.

Los ciclos terminan, y allí mismo inician, no tienen un fin real ni un comienzo, es solo un largo proceso.

Gracias por la aventura donde aprendí como se siente el amor de verdad, como un caliente manto de satisfacción y paz. Por enseñarme también la paz que abundaria en el mundo si todos fuesemos amados y amaramos.

Y así como un día me amaste con la intensidad de las brasas, así mismo puedo amarme yo, y esa es la gran meta.

Como regalo de Dios, por toda tu paciencia e infinita compasión, se que te apartará aquel sitio en el cielo que pesaba podíamos compartir, pero ahora pienso que quizá los ángeles son prestados y que quizá se te necesite para alguien más."

Y aquello que de esta carta no entiendas, es que quizá alguna lágrima borroneó algún detalle, pero eso no lo sabe nadie y nadie lo sabrá, a menos que se atreva a preguntar.

Recuerdo que luego esbozó una gran sonrisa a ojos cerrados, su camisa soltó y de pronto el corazón se curó; y en un susurro apenas oí lo que dijo a continuación...

"Recuerdo cuando me hacía tanta gracia que me dijera mi amor, no encontraba romanticismo en lo que decía cualquier bicho en la calle... pero ahora solo anhelo aquella expresión ya no de tu boca, ni de tu emoción"

Un hondo respiro y culminó diciendo:

"Cambié tanto, si señor... pero quizá cambiar no era mi elección.."

Y con la mano sobre el corazón, aquella dama, se durmió.