sábado, 22 de noviembre de 2014

Sueño contigo hasta donde las estrellas pasean.

Me dedico a caminar entre las casas por allí y tengo ese valioso tiempo de ver pequeñas cosas hermosas, además de poder pensar en el silencio, es glorioso poseer esos momentos.

Noto que ya he tenido un beso bajo la lluvia, una de esas interrogaciones de "quien sabe mas de quien", aunque él sabe mucho más de mi que yo misma, jamás podré ser detallista al nivel de él.

Valoro cada detalle, muchas veces me quedo apegada a alguno, una canción, una frase, una ocurrencia; si él no está entonces lo evoco a mi, en esas, y otras tantas maneras.

Quizá quiero dejar volar el tiempo entre nosotros y sólo sentarme a ver la lluvia caer, esperar mientras vivo y sentir como las piezas encajan en su lugar con cada instante que pasa.

Sentir ésta magia en mi interior es lo más maravilloso que he llegado a experimentar, me encanta pensar en eso, pensar y pensar.

Descubro cada día algo más precioso de ti, la manera en que sueltas al aire esas palabras que están en mi mente es la razón de que me ría suave y sonría.

Te conozco de pies a cabeza, pero nada de ti deja de ser sorprendente, e incluso si lo supiera todo, encontrarías la forma de hacer todo nuevo e interesante.

No sabía de que madera estaba hecho el amor, ni como se podía expresar realmente. Podría decir que es de roble, inmenso, realmente crece lento, necesita tiempo y cuidados, pero una vez que está en su lugar, solo crece y perdura.

¿Y cómo expresarlo? En eso es un maestro mi pequeño gran amor.
No he conocido un día donde no haya sentido ese calor de ser amada durante este tiempo.

No diré nada sobre el mañana, pero se que nunca me dolerá pensar en tan hermosos sentimientos que albergo, de cualquier manera siempre será maravilloso haberte conocido y conocerte más.

Sueño contigo hasta donde las estrellas pasean, pero me encanta sentarme a pensar y ver las cosas progresar, sin necesidad de ilusiones aéreas vanas.

Te amo.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Suspiros de media noche.

Una tarde soleada por la mañana, frente al espejo, contrariada.

-¿Y si sonrío a ver que tal?
¿Qué haré si no le gusto?.

...

Esa tarde.
- Quiero marcharme, todo va mal.

...

Esa noche.
- ¿Quién eres y porque me sonríes desde el espejo?

...

Un día nublado de marzo, entre sobresaltos.
- Oh, es tan lindo.

...

Un momento cualquiera, al caminar.
- ¿Y si lo ahorco?
¿Se puede a besitos?

...

Mirada al techo, confusión con rabia, plena media noche, tirada en la cama.
- Me ama, yo... tengo miedo y respondí tan absurdamente.
¿Y si ahora jamás me lo dice otra vez?

...

Un tiempo después, (y desde entonces).
- ¡Ay dios mío, como lo amo!

- Estoy orgullosa de él.

...

Hoy.

- Entre tantas letras que borro y pensamientos que no digo, me encuentro con que, las palabras clichés que use toda mi vida por fin cobran sentido.
Pero la del espejo está de acuerdo conmigo en que, soy afortunada en ésta vida, porque en cualquier momento por más oscuro que sea me basta un recuerdo y mi sonrisa ilumina todo lo que hago. Todo proviene de él y termina en él, mi amor, mi cordura, mi aventura de cada día, es lo que llena mi alma y atesoro en mi corazón. Él es mi jardín en medio del desierto, un paraíso tangible, soñado, pero real.

Mi suspiro de media noche, es que eres eso y nada más, real.