jueves, 6 de marzo de 2014

En la cumbre de la escalinata al cielo.

Mientras levemente pasa una brisa por mi piel, escucho risas y juegos de niños, la noche es bastante fría hoy, parece que no hay nada que decir acerca de eso. Es complicado ahora, mirar la ventana o encontrarse con un recuerdo escurriéndose en mis paredes, estoy en blanco, al viento, en una paz indecifrable.

Una y otra vez, brisa y escalofríos; hace tiempo que ya no pienso, no escribo y no tejiverso mi vida, ¿es cosa del ayer esa triste perspectiva?. Una vez preparo el hoyo, dónde aparentemente, caeré, escucho atenta cómo ya nada me hiere, las heridas sanas, no hay tiempo para sentirse mal, menospreciada, no es la idea ahora.

El tiempo cambia, las flores entornan sus cuellos al sol, y yo perpleja, una mañana de marzo, siento que éste es inicio del fin de mis malas venturas, el inicio de una vida sin miradas por la ventana, sin melancolía en el porvenir.

Y al final, me descubrí sonriendo a la memoria, y viviendo el ahora cómo si mañana ya no hubiera nada.