viernes, 15 de junio de 2012

Amo a Leo, amo a un gato.

Me persiguen tus pisadas, de huellitas de algodón, no pensaba abrir mi corazón a otras pequeñitas patas, pero apareciste tú, bello en la imperfección minina de tu pelo. Alguien absurdo te dio un nombre hermoso, te quise, amé tu ronronear y tus huidas, como corrías y como te ibas, que me siguieras y buscaras.. Que mis dedos del teclado quitaras para que jugara contigo..
Simplemente cada detalle me hizo adorarte, quizá todos te dieron por perdido, aunque te cuidaran estaban pendientes del hueco para tirarte y no del porvenir de tus pasos; confié en que seguirías persiguiéndome, que correrías como antes, esperando que apenas llegara me maullaras y me vieras con tus preciosos ojos verdes. Y al final lo lograste! Mientras espero sentada que pase mañana para ir a verte una vez más, porque aunque no me hables y mis dedos rasguñes cual juguete, se que me quieres.
Quizá es tonto extrañarte Leo, pero por mucho tiempo espero que no te vayas lejos y no importa si me dejas de querer, siempre que coma una insípida galleta se que irás a robarme un pedazo y tirarlo al rato, minino egoísta, absurdo y adorado por esta loca amante de un gato.

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