jueves, 27 de junio de 2013

Esta será otra noche.

Pateando cajas de cartón en una habitación muy desorganizada, por supuesto, es de un soñador; sin luz, ventanas cerradas y cortinas corridas.
De una caja sale un pequeño bulto de papel arrugado, lo toma, se hace espacio entre la basura de la cama lo desenreda en sus manos y comienza a leer.

Esta será otra noche que piense en todo lo que podríamos ser y no seremos.
Otra noche en la que pensaré que hay esperanzas y que luego las ahogaré en un vaso medio lleno. 
Y no quiero hacer eso, no quiero perder las esperanzas que tengo en ti, 
porque me da igual que no me conozcas o pensar que quizá nunca lo hagas,
la esperanza es lo único que puedo tener ahora mismo,
es lo único que me queda y que me ayuda a levantarme día a día,
a sonreír y pensar ‘¿será hoy el día?’. 
Que desde que supe de tu existencia, solo quiero saber de ti y de tu sonrisa.
Lo único que me apetece hacer es imaginarnos a los dos juntos,
riéndonos, durmiendo, solos tu y yo. 
Por eso no quiero ahogar la esperanza en el vaso, porque realmente,
la necesito conmigo.

Entonces, se tira de espaldas a la cama, atónita.
Ve la fecha del papel y no puede decir nada, entonces, toma un lápiz  le da vuelta al papel y escribe una tonta respuesta.

Esta será otra noche en que sonría con todo lo que somos y seremos.
Otra noche en la que me siente a pensar que la vida me regaló de pronto,
todas las esperanzas de vivir feliz de nuevo.
Y no quería hacer eso, ahogar mis esperanzas que comenzaban a surgir por ti,
pero me dio igual cuanto había sufrido antes,
eres lo único que tenía y tengo desde entonces.
Lo único que me queda es levantarme otra vez para nuevo día y sonreír,
porque no tengo más remedio que ser felíz a tu lado, porque Hoy es el día.
Ahora siempre es el día.
Desde que supe de tu existencia, no supe más que preguntar,
leer y sorprenderme cada día un poco más,
dejándote a ti, lo de hacerme feliz.
Lo único que me apetece hacer es buscarte para estar los dos juntos,
riéndonos, durmiendo, solos tu y yo.
Por eso doy gracias de no haber ahogado la esperanza en el vaso,
porque realmente...
Te necesito conmigo.

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