Es una típica noche de sábado frente al ordenador, mientras miro por el retrovisor todo aquello que se desvaneció, como el viento en un momento haciéndose lento y desapareciendo en cualquier momento sin fijar una ocasión.
Recuerdo la despedida, me mandaste directamente a vivir mi vida, y créeme traté, pero sólo logro recordar todo una y otra vez, haciendo una película en mi mente escuchando canciones que en vez de ahogar emociones, al contrario las revive y solo logran que suspire.
Te vengo a contar una historia que quizá jamás leas, estoy viviendo dando vueltas por el comedor y tirándome cansada de nada en mi habitación; he salido por allí sintiendo el aire tan frío y hostil, ya no estás aquí. Simplemente debería, como tú lo hiciste, dejarte ir... Más la cuestión es que es simple el problema y trillada la solución, pero si no quiero quedo en la misma situación.
Estoy sentada en la intersección tomando el sol, caminando algunos metros en cada dirección, volviendo al punto de inicio como un suplicio, luego de algunas vueltas en el mismo lugar duermo con la esperanza demás y por si preguntas ¿Y bien?, responderé que nada cambia, pues bien a la mañana siguiente empieza otra vez.
Aunque últimamente tanto pase por mi mente, no tengo un plan más que seguir con lo estipulado y dejar de lado tus "quizá", sin olvidarte tonta obra de arte, no intentaré encontrarte en cambio procuraré buscarme.
Ni es quizá ni es tal vez, te dejo la decisión a ti por esta vez.
¡Me encanta Sani! Es uno de mis post's favoritos para ser sincera.
ResponderEliminar¡Gracias dulzura! Aunque él jamás leerá.
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