- Imagínala, por el mero deseo de comprenderla.
Por si te animas, he de describirla.
- Estaba - carraspea y se aclara la voz-, allí, solemnemente quieta, pausada en el segundo en el que una lágrima brota del borde exterior de su ojo izquierdo, mientras que la lágrima de la derecha ya surcaba un camino hasta el inicio de sus cabellos. sus ojos entrecerrados con las pestañas entrelazadas y las mejillas poseyendo las cualidades estéticas de las manzanas. Las comillas junto a sus labios, todo aquello en un conjunto mímico, sin un sonido...
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