martes, 2 de diciembre de 2014

Primavera.

Ensueño mágico de la noche oscura, la cálida brisa ronda del atardecer, la niebla lejos por las colinas susurra y la misma luna le sonríe a los prados y malhumorados.

En un lecho de rosas el reposo, sin espinas ni cortadas, magnífica velada de pequeñas proporciones, movimiento lento del sentimiento mas puro.

El paisaje acaricia las narices y distrae la vista, un ambiente colmado de colores silvestres, perfectos en su sana imperfección.

Con los pensamientos alineados en paz, con la certitumbre de un 'quizá' y el consuelo de una ilusión rota se enredan los cabellos al compás de tantas contradicciones.

Sueñan los viajeros con tanta belleza por ver, ignorando lo que la estancia les da para reverdecer. En la mañana amarilla y traviesa, recorren los caminos cuales presas.

Estelas de estrellas opacas inundan los quehaceres de quien reía un día y en la amargura se consume, con la ventana abierta rebosante de fragancia de flor recién tocada con amor.

Y suele esconder, tanto el mundo por ver,  que desde un primer día ha de ser mi intriga, ¿cómo florece tu primavera? ¿cómo floreces conmigo en ella?

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