domingo, 8 de diciembre de 2013

Ésto fue lo que no pude decirte.

¡Vaya que es complicado iniciar un término!... Sentenciar la última página, el último verso; escribir el mismísimo Adiós. Por ello no lo hice, jamás lo dije; no me sale del corazón, y hablar con la razón en los sentimientos, para mi, 
es un fraude entero, una mentira vulgar.



No siento, no veo,
quizá es que no me lo creo.
No lloro, no murmuro,
éste corazón es tuyo.
No huyo, no caigo,
no hay un nuevo barranco.
No espero, no hablo,
que callar va para largo.
No sonrío, no río,
miro al sol y está frío,
como la calle,
como la acera,
como la canción de Nochebuena,
como la niña que espera,
con el frío en sus venas,
sus manos congeladas
y aún... ¡de exagerada!
se atreve a decir,
ella afirma sin duda
que éste frío salvaje,
el sol inundado,
¡El llanto asfixiado!,
eso y demás.

Dolor y pena se consumirán,
quizá mañana no sea,
pero en honor a la espera,
 una Estrella de Mayo vendrá.

Ahora
Toma lápiz y ésto transcribe,
tal y como se describe. 
No se la hora 
no puedo dar fecha... 
Pero pasará y cerrará la brecha. 

Se llenará de luz ésta calle,
colmada de flores veré la acera,
sonará dulce la Nochebuena,
y con sus manos llenas, no congeladas,
la niña esperanzada
con el amor en sus venas,
y aún... ¡de enamorada!

Te
sonreirá 
ella.


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